28 Ahora, mi Señor Yahveh, tú eres Dios, tus palabras son verdad y
has prometido a tu siervo esta dicha;
29 dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo para que permanezca
por siempre en tu presencia, pues tú mi Señor Yahveh, has hablado y con
tu bendición la casa de tu siervo será eternamente bendita.»